domingo, 24 de agosto de 2014

Las Crisis Personales y El No Querer Sentirnos Mal.

     Rupturas de pareja o matrimonio, pérdida del trabajo o seres queridos,…son situaciones vitales que,  con frecuencia, desembocan en lo que denominamos una crisis personal: cambio brusco  o mutación importante de las circunstancias del individuo.

     Son muchas la publicaciones y opiniones de expertos que hablan de la oportunidad que suelen presentar estas; tiempo de reencuentro con uno mismo, comenzar de nuevo, crecer, etc. Sin duda, para muchas personas esto es así.  Para otras, por el contrario, la oportunidad no parece llegar y todo lo que ocurre es un hundimiento en un estado profundo de malestar que se agrava a medida que pasa el tiempo.

     Tanto unos como otros sienten un profundo dolor por todo lo perdido; sin embargo, la relación que establecen entre sentirse mal y luchar por lo que para ellos es importante difiere notablemente entre  ambos.

     Los que salen hacia delante lo hacen con un profundo dolor y multitud de pensamientos que los invitan a “tirar la toalla”, ante los cuales no sucumben; consciente o inconscientemente trabajan por conseguir aquello que les conduce por el camino de su felicidad. No esperan a sentirse bien, actúan sintiéndose mal; no pueden permitirse dejar de  hacer aquello que necesitan hacer.

    Por su parte, aquellos que se hunden se centran en la nociva regla de que, para poder hacer lo que realmente necesitan, deben sentirse bien: eliminar de su vida pensamientos de fracaso, sentimientos de tristeza, nerviosismo, etc.  Así, solo cuando piensen y se sientan bien, podrán actuar conforme su existencia se lo requiere.

     Por lo dicho, las  crisis pueden ser oportunidad si van acompañadas de lucha por lo que se necesita, por perseguir lo realmente esencial en la vida, por ir en la dirección vital que realmente hace a la persona crecer y  desarrollarse. Pero, para esto son esenciales, tanto el aceptar que el dolor es parte de la vida, como que las barreras encontradas no sean tan altas que no puedan ser superadas.

     Respecto a esto último, una vez escuche la expresión irónica: “háblale de oportunidad en las crisis a un padre, en un país sin recursos, que no tiene nada que dar de comer a sus hijos”. Por desgracia, existen circunstancias que crean muros imposibles de saltar sin alguien que ponga una escalera. Por suerte, existen muchas personas dispuestas a poner estas; eso sí, en algunas sociedades más que en otras.